lunes, 15 de diciembre de 2008

Incredulidad

Hace bastante tiempo, comenté con ustedes que en mi adolescencia había sido una experta en el difícil arte de clasificar zapatillas. Con la rebeldía que tiene esa época de nuestra vida, me tiré días observando cómo esos utensilios volaban en mi dirección y la manera más adecuada de esquivarlas a tiempo.

En estas últimas semanas que he estado de retiro blogero, me he enterado de que a una madre la han condenado a pena de cárcel por haber pegado a su hijo un bofetón. Un hijo que, previamente, le había arrojado una zapatilla a la cabeza a su progenitora.

El juzgado de lo Penal número 3 de Jaén ha condenado a una madre a 45 días de cárcel y le ha prohibido acercarse a su hijo de 10 años durante más de un año y medio, por haberle dado un bofetón y haberle agarrado del cuello en una discusión.

No sé si tendrán mi misma opinión, pero a mí, en su día, no había un pensamiento más alejado, aterrador y que menos se me pasaba por la cabeza, como el de hacer un efecto boomerang con esa zapatilla que se me acercaba a mis espaldas de manera tan peligrosa. Sólo de pensarlo años más tarde me entra un sudor frío por mi nuca.

Y menos aún, nuestros padres o abuelos - ésos que resistieron cómo se utilizaba el castigo físico en clase como consecuencia a que no eras un buen estudiante; o que el maestro lo consideraba oportuno - que se quedan perplejos, anodados, ante el giro que da una sociedad en décadas para que una madre vaya a la cárcel por educar a su hijo.

Tal vez ellos tuvieran razón en su día, y esa zapatilla no me haya perjudicado, sino beneficiado en algún sentido. Tendré que preguntárselo al señor juez, a ver qué opina.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Chess, no veo nada raro en la sentencia: es lo que la Justicia y los Gobiernos de ahora quieren.
Necesitan que se pierda todo respeto a la autoridad, a los padres, a los profesores, a la gente, a todo: necesitan fabricar más delincuentes en potencia, más gente sin temor a nada. Necesitan criminales y delincuentes, Chess. ¿Para qué? Para tener a la gente aterrorizada.
Porque el terror es al final con lo que nos controlan, con lo que justifican quitarnos libertades: que si el terrorismo, que si la delincuencia...
¡Y aquí tenemos! Tenemos a un chaval que ya no respetará a sus padres y empezará a dejar de respetar cualquier principio de autoridad: en resumen, un delincuente potencial. ¡Enhorabuena!
Sin autoridad, sin respeto por nada, la gente se volverá más animal aun y la sociedad más violenta: una buena excusa para más control policial, más espionaje de todo.
¡Bienvenidos a la Europa fascista! Primero crearán una Europa sin orden y luego los nuevos nazis se presentarán como nuestros salvadores. Asqueroso.

Anónimo dijo...

La sentencia es signo de los tiempos. La autoridad no existe y la razón tampoco. Saludos.

Anónimo dijo...

Queridísima Chess:
A mí zapatillas no, pero bofetadas si me cayó alguna aunque yo no era tan rebelde como tú.
El otro día en un autobús de Madrid, venía un grupo de madres trabajadoras y algo escandalosas que estaban dando un mitin desde sus asientos, sobre la sentencia de este juez. A pesar de que soy más modosita que ellas en el servicio público, no tuve más remedio que unirme a sus reclamaciones. No sabes con que gracia y detalles le quitaban la razón al juez. Lo pasé genial y pena me dio que se bajaran del autubus antes que yo.
Y esa era la voz del pueblo, porque no se obsevaba en ellas una gran preparación intelectual. Era el pueblo clamando por una justicia más acorde con la educación y formación de los hijos y con los derechos de los padres.

También he venido a tus baldosas para desearte una Feliz Navidad, con tu familia (sin zapatillas) y un Año Nuevo próspero y dichoso, con el permiso de Zapatero.
Con todo el cariño que sabes siempre guardo para tí.
Militos

Anónimo dijo...

Muy triste la justicia de este país... muy triste...

Anónimo dijo...

¡Feliz Navidad! Thilo.

Anónimo dijo...

En honor a la verdad, tengo que confesar que la zapatilla siempre, de manera casual, se desviaba del objetivo (o sea yo). A veces no se sabe cómo acertar ante un hijo rebelde..

Este caso, que ya los medios se han olvidado, nos muestra hacia donde va la sociedad: el progresismo de unos, más el pasotismo de otros, sólo nos conduce a tener nuevas generaciones sin moral ni orden.

Aguilar, te falta una de las patas para el auténtico control: el analfabetismo. Una masa sin cultura es mucho más fácil de manipular y controlar. De ahí que aquí algunos no les preocupe ni lo más mínimo el fracaso de la LOGSE.¡les emociona!

Thilo, te deseo también una feliz navidad para ti y para los tuyos. :)

Un abrazo a todos.!

Anónimo dijo...

Uf, yo pensaba lo mismo hasta que vi el reportaje sobre el caso: la sentencia sigue siendo un exceso... pero pobres críos con esos padres.

La bofetada no fue una simple bofetada: fue una más de una cadena de hostias, con la mala fortuna de que el crío se golpeó contra un lavabo. Una cosa es un golpe disuasorio, y otra cosa es cuando el padre o la madre se dejan llevar por el demonio de la mala uva y se alivian pegando al crío.

Estas cosas forman parte, probablemente, del "orden natural": algunos tuvimos padres con cerebro, y otro pobrecitos no. Y es también probable que sea peor el remedio judicial que la enfermedad. Pero de verdad que hay críos dignos de lástima en este mundo.

Anónimo dijo...

Hombre, Freman, dichosos los ojos. :)

Yo leí el caso, también, pero no se me pasa por alto el hecho de que el hijo agrediera a los padres. ¿Qué hijo se atreve a levantarle la mano a sus padres?

Una cosa es el maltrato infantil, cuyos padres, por llamarles de alguna manera, deben de quitarles la custodia y que la justicia actue. ¿pero este caso?

Creo que nos hemos vuelto muy sensibles a este tema, y se exagera en demasía.

Un abrazo!