domingo, 28 de septiembre de 2008

La naturaleza siempre se abre camino.

Ocurrió en 1996, ochenta y siete personas fallecieron y hubo un centenar de heridos. En el municipio de Biescas, Huesca, un camping fue arrasado por una tromba de agua. Estaba situado en un cono de deyección y cuando el agua cae fuerte destruye todo lo que pilla a su paso.

Doce años más tarde, lejos los españoles de aprender de un mal ejemplo de ordenación del territorio, el boom de la construcción ha favorecido que se construyan casas, urbanizaciones y residenciales en los sitios menos propicios. Se junta el factor de que muchos de los ingenieros y/o arquitectos no han considerado a la naturaleza como crucial, y que a la mayoría de los concejales de los ayuntamientos sólo les ha importado un buen maletín repleto de billetes.




De esa manera, no me he asustado esta semana cuando he leido en la prensa las consecuencias de las inundaciones de este mes de septiembre: una mujer muerta en Coslada, el municipio de Lucena encharcado de agua hasta arriba y así un largo etcétera.

Casas construidas en medio de arroyos, llanuras aluviales y conos de deyección como en el caso de Biescas. Obviando que, por mucho hormigón y ladrillo que coloques, la naturaleza siempre se abre camino. Cueste lo que le cueste.


domingo, 21 de septiembre de 2008

Dos conversaciones y una cita

En poco menos de una semana he sido testido de dos conversaciones que muestran un poco de qué madera está hecho este país. La primera, entre un varón de 54 años y una mujer de 25 años, o monólogo del primero porque la chica no abrió la boca:
Varón: me arrepentiré toda mi vida de ser autónomo, de haber iniciado este negocio, el cual no puedo ni abandonar ni para irme de vacaciones, que me tiene retenido día tras día, pero que al fin y al cabo es la vida que yo he elegido y no puedo dar marcha atrás.

Tú, sin embargo, eres joven, estudia una oposición: horario de mañana, flexibilidad, vacaciones sin problemas. Hazlo, aunque sea por las tardes, por las noches o cómo sea, pero no cometas el mismo error que yo.

La segunda, fueron unos amigos mios universitarios:

Terminamos este año y buscaremos una oposición: conserje, secretaria o celador, nos da igual. Sólo queremos un trabajo fijo que nos permita llevar una buena vida.

Lo que podemos obtener de conclusión de estas dos conversaciones es que no es fácil ser emprendedor, cargar con un negocio, en un país que la mayoría de las personas deciden ser funcionario. Puesto que mientras tú estás trabajando con horarios sin principio ni fin, observas cómo todo tu alrededor tiene una vida de maravilla y empiezas a sentir como un dolor en todo el cuerpo por lo bobo que eres.



Al final, las nuevas generaciones han aprendido muy bien esta lección y se decantan por ser trabajadores públicos y llevar una vida de rey. Una vida en la que tú trabajo no peligre por una crisis o un expediente de regulación de empleo, de ahí la siguiente cita:
Y caerán por una política económica nefasta, una legislación laboral que tienen totalmente en su contra, y por los altos impuestos que pagan para alimentar a todo hijo del harem público que vive a costa de nuestros impuestos.



Mientras, seguirá de moda eso de: papá, yo de mayor quiero ser funcionario.


domingo, 14 de septiembre de 2008

All you need is love

A Paul McCartney, a sus 65 años, le faltarán muy pocas cosas por conseguir. Uno de los músicos más famosos de todos los tiempos, está en una etapa de su vida de disfrutar de un buen retiro y dedicarse a menesteres más tranquilos. No obstante, ha decidido ir a Israel a dar un concierto por el sesenta aniversario de la creación de ese país, y esos actos en oriente medio siempre, bajo todas las circunstancias, tienen sus consecuencias:


Si su compañero John Lennon alcanzó el estatus de ídolo debido a su trágico asesinato, su compañero de grupo puede más aún superarle en la particular escala de ídolo de masas, si al final de su carrera, casi a la entrada de la tercera edad, fallece a manos de un kamikaze al cual le esperan cuarenta vírgenes en el cielo. Ningún héroe fallece en su cama de vejez, se suele decir.

Ya sabéis, todo lo que algunos necesitan es amor. Os dejo con el clásico, que lo disfrutéis.



lunes, 8 de septiembre de 2008

Excepciones

Vivimos en una nación particular, donde nuestros gobernantes definen crisis como desaceleración económica, aborto como interrupción voluntaria del embarazo, y que se monte una buena en un municipio de Almería, obviando los sucesos años atrás del Ejido, se denomina como excepción por el ministro de Interior. Otra cosa no, pero un experto en semántica seguro que tiene una silla bien grande en algún zulo subterráneo de la Moncloa.

Pero tal vez no sea una excepción que después de la guerra urbana de París, barrios españoles sigan la suerte de nuestros vecinos del norte; tampoco creo que sea casualidad que fuese una zona de Sevilla, denominada las tres mil viviendas, uno de los sitios de España donde la polícia ni pueda asomarse. Tres mil viviendas se llama en Sevilla, doscientas en Roquetas del Mar.



Penamoa, uno de los barrios de lujo de La Coruña.

Bloques y bloques de ladrillos donde se alojan personas hacinadas, con sueldos míseros, rodeados de drogas, pobreza y males semejantes que funcionan como una bomba de relojería. Sólo hace falta algo que prenda la mencha, y todo se vaya a tomar por saco.

Y sólo una cosa más, destacar este enunciado sacado de una de las ediciones digitales de El Mundo.es:
Sólo añadir que me extraña enormemente que ellos se llamen a sí mismos morenos: somos únicamente los occidentales los que tenemos miedo a que nos tachen de racistas por utilizar el término negro.

Nota autora: qué despiste el mio, se me había olvidado Alcorcón.


lunes, 1 de septiembre de 2008

Nuevas historias de verano

Es una silenciosa playa del litoral español la que elijo todos los años para llevar a cabo mi exilio de la ciudad. Sol, playa y tranquilidad, los considero como la mejor combinación para huir del estrés y renovar fuerzas para el año que viene, qué buena falta hace.

Este año, un día de playa como otro cualquiera, una mujer llamó mi atención más que ninguna: iba tapada de arriba abajo, tumbada en una toalla debajo de la sombrilla, mientras que su marido e hijos - los que tenían el honor de ocupar las sillas -llevaban el típico bañador occidental. Ella, en ninguna de las largas horas que estuvo en la playa, se acercó a la orilla, ni se bañó, ni mucho menos se le ocurrió salir debajo de la sombrilla. Sólo tenía derecho a pasar calor mientras los demás se refrescaban. Caballerosidad ante todo.

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De la misma manera, este verano se han producido disturbios en la ciudad española de Melilla, en la que manifestantes exigían los siguientes derechos:
reivindica que no se rechace a los marroquíes residentes en la vecina Nador por carecer de visado, que se permita el paso de las mujeres embarazadas para que puedan parir en el Hospital de Melilla, que cesen las agresiones policiales, y que no se "anulen" pasaportes marroquíes "ni se rompan", entre otras demandas.
Se quejan de que no dejemos entrar a sus mujeres a dar a luz en nuestro territorio, que sus hospitales son caros y es mejor que la sanidad gratuita española - y de mayor calidad en teoría - sufrague todo el proceso. No reclaman ante su gobierno, ni mucho menos se les pasa por la cabeza, que su sanidad no sea como la del país vecino; sería demasiado para Mohamed VI que su pueblo tuviera una necesidad tan básica cubierta; y tal vez una ruina para su bolsillo, cosa inconcebible.

Y con estos dos asuntos en mi mente, me monté en el coche para finalizar las vacaciones. Por mucho que intentes escapar, siempre la realidad te encuentra y te hace posar los pies sobre la tierra.