Llevo unos cuantos días sin pegar ojo, dando vueltas en la cama y levantándome varias veces por la noche para ver si, de esa manera, puedo conciliar el sueño de una maldita vez. Al principio llegué a creer que estaba llegando demasiado lejos con este insomnio, pero luego me di cuenta que, simplemente, lo que no soporto es el calor que acaba de asomar por la península. Como esto continué así mucho tiempo, empezaré a tener efectos secundarios en mi persona.
No obstante, posteriormente he llegado a pensar que no soy la única a la que le ha afectado el calor de semejante manera, sino que, incluso, personas cuerdas les ha dado por aprobar profundas gilipolleces que no van con su forma de hacer política. O eso, o es que me he perdido algo:
El Pleno de la Asamblea de Madrid aprobó ayer por mayoría (67 votos contra 51) la Ley de Medidas Urgentes de Modernización de la Administración. La nueva normativa, que entrará en vigor durante los primeros días del mes de agosto, recoge una serie de medidas que incrementan el control de la Comunidad sobre el urbanismo de la región. Destacan, por encima de todas, la limitación de alturas de los edificios residenciales que se levanten en los nuevos desarrollos (tres más ático), así como la potestad del Ejecutivo de asumir las competencias urbanísticas de aquellos municipios que incumplan gravemente la ley.
A doña Esperanza Aguirre seguramente le habrá dado una insolación puesto que no encuentro otra explicación para que se apruebe que en la Comunidad de Madrid sólo puede haber pisos de tres alturas más ático. No entiendo a cuento de qué se impone esta medida tan intervencionista, ni por qué es precisamente ella la que la va a llevar a cabo; no tiene ni pies ni cabeza, y más en una ciudad como Madrid donde no se caracteriza por carecer de rascacielos.
Y como siempre, los que vamos a sufrir las consecuencias seremos los señores pringuis que veremos más incrementado si cabe los precios de la vivienda nueva.
Espero que Doña Esperanza se marche ya de vacaciones y recupere el sentido común allá donde vaya; eso, o serán imprevisibles los efectos que las altas temperaturas centralistas tendrán sobre persona.