Creo que ninguno de las personas que se adentran en el camino de baldosas amarillas cumple las siguientes características pero, por preguntar que no quede. Las cuestiones son:
- ¿Es usted un multillonario con mucho tiempo libre?
- ¿Tiene en su haber un automóvil cuyo valor es superior a los cuatrocientos mil euros?
- ¿Carece usted de todo sentido de responsabilidad y no le importa poner en peligro la vida de los demás por su beneficio propio?
Si responde afirmativamente a estas tres simples preguntas, lo mejor que puede hacer es apagar el ordenador e inscribirse en la Carbon Black. Es su lugar adecuado:
Gente muy rica, aburrida de la vida, y en busca de sensaciones nuevas, recorre nuestras autopistas a velocidades medias de trescientos kilómetros por hora e incumpliendo todas las normas más básicas de la DGT. Luego, cuando son detenidos, pagan en mano la multa correspondiente, y continuan su ruta hasta llegar a su hotel de lujo y divertirse en su fiesta privada.
Si me cruzo con algunos de estos amantes de la velocidad por mi autovía A-no sé cuántos, intentaré rezar lo primero que se me ocurra para que no me lleven por delante y - si acaso lo cuento - daré gracias por tener todavía otras ilusiones en mi vida que las que muestran estas personas forradas de dinero. Por ahora, y en muchos años más, me conformo con otros subidones de adrenalina. ¡Qué remedio me queda!
No hay comentarios:
Publicar un comentario