martes, 24 de octubre de 2006

Prostitución subvencionada

He pensado muchas veces lo duro que debe ser pertener al ejército, en especial, en un país que no se caracteriza por querer sus colores y rechaza contínuamente sus raices; el estar lejos de casa poniendo su vida en peligro y viviendo en unas condiciones poco cómodas, hace que siempre tenga a estos hombres y mujeres en la más alta consideración y les guarde una enorme gratitud.

Aunque creo que mi agradecimiento tiene unos límites y nunca daría mi apoyo a propuestas que aumenten el bienestar de nuestras tropas de la siguiente manera:
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Ya sé que Holanda es uno de los países europeos más liberados respecto al tema de la prostitución, pero que se piense financiar con el dinero de sus contribuyentes las necesidades sexuales de sus tropas es algo que no me entra en la cabeza. Tal vez es problema mio y en los contratos laborales habría que incluir una cláusula de tiempo de desfogue para disminuir el absentismo laboral e incrementar la productividad. O, quizás, tengamos que importar esta medida a España para que aumente el número de soldados profesionales que se alistan al ejército. Seguro que a ZP no le disgusta del todo y más de uno se pensaría eso de servir a su patria.

Edición:

Gracias a un comentario de Eduardo en este mismo post, hemos sabido que ésta no es la primera iniciativa en un estado eurobiano para la subvención de la prostitución en sus fronteras. Existe otro precedente en Dinamarca en el que un discapacitado exige sexo como derecho humano:
Mucha gente coincidiría con las opiniones que tiene Torben Vegener Hansen en materia de sexo. “Me hace sentir bien. Me hace sentirme más dinámico. Tener sexo es tan importante como comer”. Pero es precisamente su insistencia en que el sexo es un “derecho humano” lo que lo llevó a una batalla legal con el gobierno de su país. “La ley social de Dinamarca hace que se me compense por los gastos en los que incurro como consecuencia de mi discapacidad”, dijo. “Por lo tanto, deberían cubrir mi derecho a tener una vida sexual”.
Aunque sólo sea por el momento una batalla legal, lo que sí está consagrado en el pequeño país danés es el derecho de los discapacitados a disfrutar del sexo como los demás ciudadanos, de modo que los servicios de asistencia están obligados incluso a trasladarles a prostíbulos cuando lo pidan. Así que, si esta medida sale adelante, lo único que cambiará es que el funcionario será quién aporte los euros, nada más.

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