Coloquialmente se suele decir que los niños y los borrachos nunca mienten. Poseen una extrema sinceridad a la hora de contestar cualquier pregunta; los primeros porque todavía no han aprendido a mentir como un adulto, y los segundos porque en esos momentos de ebriedad olvidan dónde están y cómo hay que hacer determinadas cosas.
En esta ocasión, se les ha preguntado a nuestros escolares qué piensan de compartir sus aulas con el resto de población inmigrante que en los últimos años ha entrado masivamente en España. Las respuestas han sido reveladoras:
En esta ocasión, se les ha preguntado a nuestros escolares qué piensan de compartir sus aulas con el resto de población inmigrante que en los últimos años ha entrado masivamente en España. Las respuestas han sido reveladoras:
Sólo la mitad de los alumnos de Secundaria Obligatoria (ESO) y Bachillerato está de acuerdo con la presencia de inmigrantes en la escuela y el 15 por ciento los rechaza abiertamente, según datos de una encuesta promovida por la Fundación Hogar del Empleado (Fuhem) y realizada por el Instituto de Evaluación y Asesoramiento Educativo (Idea).
La mitad de los alumnos de secundaria encuestados dice que de eso nada, que qué ha ocurrido aquí para que desde su escolarización hasta el final de sus estudios, haya cambiado tanto su entorno estudiantil. Ahora comparten aulas con niños que no conocen en su mayoría el idioma, de distintas culturas y costumbres, y que están muy por debajo del nivel académico de los demás. Recuerden que como la LOGSE, LOU, y primas hermanas, dicen que todos los alumnos son iguales, chavales que no tienen ni idea de español se les mete en la clase con el resto. Imagínense qué diálogos más bonitos tienen con el profesor y qué ralentización en el ritmo de la clase producen.

Y, aunque lo hemos hablado en infinitas ocasiones, estas políticas de megachachintegración sólo provocan que se aupe al mediocre y se defenestre al que destaque por encima de sus compañeros. Ojalá les hubiesen preguntado a estos niños qué piensan del multiculturalismo. Más de algún berzota sentado en un despacho se hubiese llevado una desagradable sorpresa; recuerden que los niños, salvo raras circunstancias, nunca mienten.
Y, aunque lo hemos hablado en infinitas ocasiones, estas políticas de megachachintegración sólo provocan que se aupe al mediocre y se defenestre al que destaque por encima de sus compañeros. Ojalá les hubiesen preguntado a estos niños qué piensan del multiculturalismo. Más de algún berzota sentado en un despacho se hubiese llevado una desagradable sorpresa; recuerden que los niños, salvo raras circunstancias, nunca mienten.
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