Giliprogre a la carta.

Debe ser muy fácil, después de haberte tirado toda tu vida practicando excesos, viviendo a cuerpo de rey, y ocupando todo tu tiempo libre (y no tan libre) en asuntos frívolos, el sentarte ante el micrófono o cámara de una periodista y dejarte entrevistar asumiendo el papel de gurú mundial en el que un sermón tuyo es validez inmediata y palabra de ley; subirte a un púlpito inexistente, colocarte una vieja sotana raída y empezar a despotricar de las religiones, ensalzar el movimiento pacifista, y criticarnos a todos los que tenemos bitácoras y no salimos a la calle a destrozar el inmobiliario urbano.

Este papel de ángel salvador lo ha asumido el extrafalario cantante Elton John en una entrevista para una revista; en ella, ha soltado perlas como las siguientes:

"Hay una escalada que nos está acercando a una Tercera Guerra Mundial, ¿y dónde están los líderes de cada una de las religiones?", se pregunta. "¿Por qué no celebran un cónclave? ¿Por qué no se juntan?".

"lanzarse a la calle a defender aquello en lo que cree", la gente se dedica a plasmar su manera de ver el mundo en los innumerables blogs (bitácoras) que aloja la Red. "La gente protesta por internet, y no basta. Hay que salir y que le oigan a uno, y hay que hacerlo sobre todo una y otra vez".

Que el mundo está revuelto eso lo sabemos todos sin la necesidad que nos lo diga un cantante hortera; que vivimos una situación de tensa calma, donde los seguidores de una religión se dedican a mandar al cielo a otras personas por el hecho de ser infieles, tampoco es un descubrimiento; pero no deja de ser irónico que un individuo que no ha movido un dedo en su vida por los demás, nos venga a nosotros echándonos en cara que no salgamos a la calle y nos quedemos en la red. Para el bueno de Elton, deberíamos coger el pasamontañas y empezar a quemar contenedores por "la paz mundial", mientras él descansa a cuerpo de rey en su mansión de Los Ángeles aplicando el "haz el amor y no la guerra".

Ojalá Elton fuera el único caso de cinismo e hipocresía del mundo del espectáculo pero, por desgracia, es una anécdota más, donde ricachones, excéntricos, gente que desayuna con botellas de champán de mil euros, nos dicen qué tenemos que hacer o qué malvados somos por sentarnos en una silla; será mejor que el siga tocando el piano y nosotros con nuestro teclado mientras ignoramos a toda esta giliprogresía mundial. Y si no, que alguien compre el antiácido para el estómago; Elton no será el último en absolvernos de nuestros pecados.