Para terminar con el tema del bueno de Elton - santo, bienaventurado y nuevo guía espiritual de las atormentadas y pasivas mentes de hoy en día - y de las hipocresías que encierra el mundo del espectáculo, hoy me he encontrado con una noticia, seguro que exagerada, pero que me ha provocado una sonrisa pícara en los labios.
Muchos de nosotros nos hemos tenido que tragar en cualquier medio de comunicación, los discursos místicos de actores de hollywood, en los que nos indicaban que qué malo era el sistema porque gastaba gran cantidad de recursos; que a este paso la tierra va a fallecer, y nosotros consumiendo petróleo y produciendo emisiones a toda velocidad. ¡Qué malvados y malísimos somos!.
No obstante, para hacernos reir un rato más, siempre podemos leer lo siguiente:
Los investigadores determinaron que en Los Ángeles y sus alrededores el impacto ambiental de la industria cinematográfica era peor que la del sector aeronaútico.
La producción de una película, en un determinado tiempo, a marchas forzadas, y pendientes de una fecha límite para que llegue a las carteleras, no es el mejor amigo del medio ambiente; los investigadores, para tocar un poco más las narices, han dicho que sólo supera en impacto la industria petrolífera...pero por los pelos.
Nunca Hollywood ha sido amigo de los valores liberales-conservadores, ni de algunos principios básicos que la mayoría de los que estamos por este blog consideramos como sagrados, pero tampoco ha sido coherente con lo que expone y predica. Se dedican a dar recetas para ser un buen ciudadano, dictarnos leyes de conducta, mientras ellos mismos se las saltan a la primera de cambio:
Nunca Hollywood ha sido amigo de los valores liberales-conservadores, ni de algunos principios básicos que la mayoría de los que estamos por este blog consideramos como sagrados, pero tampoco ha sido coherente con lo que expone y predica. Se dedican a dar recetas para ser un buen ciudadano, dictarnos leyes de conducta, mientras ellos mismos se las saltan a la primera de cambio:
Queda en evidencia también por su hipocresía la actriz y cantante Barbra Streisand, reconvertida en activista del ecologismo que mientras lamentaba públicamente la destrucción ambiental y el talado de árboles, ella misma disfrutaba de una mansión construida de madera con una superficie de vivienda habitable de mil metros cuadrados. Schweizer documenta, además, que la factura del agua en su casa es de $22.000 anuales para mantener verde su jardín mientras la cantante se dedica a insultar a la sociedad consumista norteamericana.
Así que, el único remedio que nos queda, es ir a sentarnos en nuestra butaca del cine, comer palomitas, reir y llorar ante las maravillas - o bodrios- cinematográficos que crea esta industria y cambiar de canal cada vez que cualquiera de estos titiriteros a la americana abre la boca para iluminarnos; con los españoles, sin embargo, escucharlos es recomendable: al menos, de vez en cuando, hasta hacen reir con sus perogrulladas.
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