Hay cosas curiosas en esta vida, incluso increibles, y hasta otras que son impagables. Ustedes jamás se imaginarían a uno miembro de la izquierda etarra comiendo cara a cara con uno de las fuerzas de seguridad del estado; bueno, en tiempo de bajadas de pantalones zapateriles, todo es posible, pero no suele ser habitual; ni tampoco es normal encontrarse a un hincha del Real Madrid y otro del Atleti, sentados codo con codo en el estadio y restregándose los goles que se marcan sus respectivos equipos; puede ocurrir, pero no es recomendable para el ritmo cardiaco.
Pero que un gay, se haga partícipe de la lucha y defensa del islamismo, es algo de lo más contradictorio, suicida e incoherente que se le puede echar a la cara a alguien:

Pero que un gay, se haga partícipe de la lucha y defensa del islamismo, es algo de lo más contradictorio, suicida e incoherente que se le puede echar a la cara a alguien:
Sé que las elecciones se acercan, que se dicen, se prometen y se declaran muchas tonterías por segundo, pero por favor, por el bien del sentido común, coloquen a otra persona como cabeza de iniciativas de entendimiento entre árabes e infieles. Un homosexual, cuyo destino más benigno sería la cárcel en los países musulmanes, no es el paradigma del buen rollito ni de tener dos dedos de frente en tales actos. Sé que pido un imposible; sentido común cuando sólo vemos oportunismo; valores y principios en la época de la amoralidad y carencia de escrúpulos; y un poco de raciocinio a la izquierda española que únicamente es especialista en ser una hiena carroñera; pero por favor, absténganse de tomarnos por idiotas y vendernos falsas utopías. O al menos, no hagan esos carteles publicitarios, dañan bastante la vista.
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