martes, 13 de junio de 2006

Inmigración pagada

Ya, ya lo sé. El blog parecía el silencio de los corderos desde el jueves, pero son cosas que ocurren, y más, después de la concentración del sábado que nos ha dejado a más de uno con una buena resaca y una enorme sonrisa. Sé que no os conté qué tal fue, ni lo que hice, pero considero que mis compañeros antizp ya han expresado bastante bien lo que ocurrió y cómo nos hicimos oír, como para daros más la plasta con el tema.

No obstante, navegando hoy por uno de los diarios nacionales de mayor tirada, me he encontrado con esto, y se me han venido reflexiones a mi cabeza que no sé si serán adecuadas, o convenientes, pero que ahí están y no puedo ignorarlas:

El Ministerio del Interior paga 300 euros a los inmigrantes subsaharianos que son expulsados a África para evitar disturbios cuando aterrizan en su país de origen, según aseguraron a EL MUNDO fuentes policiales.


Recuerdo cuando nuestros padres, abuelos o bisabuelos cogían las maletas para emigrar a un destino mejor. Escapar de esa España pobre, sin rumbo, para alcanzar un futuro idóneo para los suyos, y en definitiva, tener algo en el plato para poder llevarse a la boca. Seguramente ellos, si se les contara que al intentar entrar en un país ilegalmente te recompensan con cincuenta mil de las antiguas pesetas, nos mirarían a la cara cómo si estuviéramos diciendo alguna gilipollez, o sacarían la típica frase de el mundo está loco o no hay quién entienda a los jóvenes de ahora.

Tal vez ellos no podrían acostumbrarse a vivir en la España de Zapatero, en la que el que se salta las leyes es recompensado económicamente, los asesinos son tratados como víctimas, éstas como verdugos, la gente que dice su opinión como carca y fascista, y los que quieren a su país como peligrosos nazis, pero nosotros no tenemos otra alternativa. O nos acostumbramos a que este país se vaya a la mierda día a día o cogemos las maletas como nuestros antepasados en busca del paraíso perdido.

La diferencia es que nuestros abuelos lo hicieron por un plato de comida, nosotros lo haríamos porque se ha hecho imposible vivir aquí. Es una pequeño, pero en el fondo, gran detalle.

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