sábado, 27 de mayo de 2006

X-Men 3, al fin en la gran pantalla.

Como ya os había dicho previamente, ayer fui al cine a ver una de mis sagas preferidas: X-Men 3, la decisión final. Después de haber llevado un par de años esperando esta tercera entrega, puedo deciros que en absoluto me ha decepcionado, al revés, no pude casi pestañear en las casi dos horas de duración del filme.


En esta tercera parte, y dicen por ahí que última, la trama en sí gira en dos aspectos fundamentales. El primero, sigue siendo la lucha entre dos formas de ver el mundo. La de el profesor Xavier, que saca fuerzas de la incompresión de los que le rodean para llegar a un entendimiento entre mutantes y humanos, y la de Magneto, su gran amigo-enemigo, que es capaz de hacer una guerra contra todo el que le lleve la contraria por conseguir un objetivo, que al fin y al cabo, no dista mucho del de el profesor Xavier.

El segundo aspecto, y creo que bastante importante, es cómo una persona no puede controlar el poder absoluto, como éste se puede llegar a escapar de la manos y que necesita tanto una preparación para ejercerlo como ser merecedora de ello. No todo el mundo está capacitado para poseer un gran poder, ni una gran virtud, y si no, que se lo digan a todos los tiranos que pueblan este planeta, o la cantidad de carroñeros que nos cruzamos todos los días.

Tal vez yo no sea muy de fiar en dar mi valoración, me encanta este tipo de películas, pero creo que no la deberías perder. Al menos, sales con un buen sabor de boca del cine.

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