lunes, 13 de marzo de 2006

Gran Hermano, ahora con enfermos.

Prometo cambiar de tercio en los próximos post, sé que los últimos han salido demasiado metafísicos (al menos para mí), asi que habrá que girar el rumbo, o al menos imprimir más color a todo esto. La vida son dos días, y no es cuestión de estar viendo todo el rato la parte negra de las cosas, de vez en cuando nos cruzamos con blancos brillantes. No obstante, eso será mañana, puesto que todavía hay gente que con tal de ganar dinero, es capaz de llegar a grados de mezquindad elevadísimos:
Para ser concursante de este polémico reality show unicamente se necesita una condición: Ser un enfermo terminal y estar dispuesto a que espirementen contigo bajo la atenta mirada de las cámaras.
Es un nuevo programa al estilo Gran Hermano que se emite en yanquilandia, cuya única diferencia es que los concursantes son enfermos terminales o con patologías irreversibles que van al show para que les den tratamientos experimentales. Se basa en que como éstos no tendrán el dinero suficiente para costearse esos tratamientos, el programa, a cambio de que quede todo grabadito en una cámara, se los da de manera gratuita.

El premio es curarse, o tal vez no, ya que se firma una cláusula en la que no se responsabilizan si hay resultados negativos. Por lo que, a cambio de dar una oportunidad a aquéllos que ven su vida pintada de negro, la cadena de televisión se forra, y los espectadores, se sientan en sus sofás a observar el triste espectáculo. Sé que podréis pensar que esta es una forma de darles a determinadas personas algo que no está a su alcance, pero personalmente, me parece de una bajeza moral asombrosa que se juegue con el sufrimiento, con la enfermedad y con las ganas de vivir de un ser humano para sacar partido económico. Aun así, los peores no son los productores del reality show, sino la gente que come palomitas mientras ve el programa. Al menos, para mí.

PD: la falta de la cita no es mia. Es del periodista...

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