lunes, 20 de marzo de 2006

A hacer el vándalo un rato

Lo que les irrita (a la izquierda) y les hace sacar el predicador que llevan dentro es que no sean sus borregos
Con esta frase termina un artículo que acabo de leer en LD sobre los macrobotellones, el PSOE, y lo que mola irse a hacer el borrico por las calles de Barcelona o Salamanca cuando no es la derecha la que está en el poder. Que una pandilla de asilvestrados invadan la calle, destrocen todo lo que pillan, y hasta roban jamones, su culpabilidad dependen del signo político que habita la Moncloa.

El problema del botellón, aunque diga la ministra que es un asunto sanitario por el gasto que provoca el alcohol en las arcas públicas, es de tipo social. Los niños de ahora, no tienen dinero suficiente para gastarse en cinco copas en una noche, sufrir las consecuencias del siempre querido garrafón, y estar hablando a gritos con los amigos de turno. Es más económico comprar una botella entre cuatro pelagatos, y serán lo que quieran, pero tontos no son.
Todo esto provoca, que los vecinos se quejen con razón, que los servicios de recogida de basura de cada ciudad blasfemen en arameo ante tales hechos, y que más de un imberbe (o no tan imberbe) haya tenido que ir a urgencias por un coma etílico.

Pues en vez de tener todos estos hechos en cuenta, sus causas, orígenes y consecuencias, las administraciones han ido a la vía más fácil del prohibir por prohibir. Sin embargo, no han contado que una generación, que fue aplaudida por ir a manifestarse ante la sede del PP el 13 de marzo, que se la miró con ojos brillantes cuando salió por el no a la guerra, y que en el fondo, estaban orgullosos de su actitud inconformista, no va a admitir ahora una imposición a las buenas porque sus mayores lo digan. En la época donde las tecnologías son las ganadoras, que por mail o sms llegamos a cualquier sitio en cuestión de segundos, los jóvenes, se rebelan contra aquéllos que antes los miraban con buenos ojos.

Y yo lo siento por el gobierno, quien siembra vientos, recoge tempestades. Ahora nos toca a nosotros sentarnos a mirar cómo es que te den a probar de tu propia medicina. Además, esto es sólo el principio, recordad que el buen tiempo está por llegar...veréis los botellones que quedan por hacer.

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