Normalmente, se suele decir que las modelos tienen la cabeza hueca y que hablan de temas tan trascendentales como la paz en el mundo. Esto, aunque parezca cierto, seguramente no sea del todo verdad, puesto que muchas de estas mujeres esconden detrás de esa belleza una gran inteligencia que puede asustar incluso más que la primera. Pero, lo que normalmente no hacen, es meterse en el jaleo de la política; se ganan enemistades, demasiados dolores de cabeza y pocos beneficios para incrementar su cuenta corriente, que ,al fin y al cabo, es su único objetivo. Dinero, y más dinero.
No es el caso de Halima Chehaima, una joven de dieciocho años belga de origen marroquí que, según la prensa española, no ha llegado a Miss Bélgica por sus controvertidas opiones políticas.
Halima, la primera por la izquierda con la recién nombrada Miss Bélgica
Defiende sus raices - afirma- mientras sale maquillada de arriba a abajo, en bañador y enseñando sus curvas por las pasarelas de turno. Las mismas que le han dado voz para seguir con discurso antisemita por los micrófonos que se le acercan; y las que le estarán dando los suficientes euros para vivir como una reina. No obstante, no estaría de más que Halima realmente volviese a sus raices y se pusiera el velo, el burka o la prenda musulmana destinada a las mujeres en su país paterno; o mejor, que retroceda todavía más en el tiempo y que se sumerja en las teocracias islámicas donde no la dejarían mostrar su belleza; ni mucho menos hacer negocio con ella. Es lo bueno de Eurabia, da cobijo a intolerantes y tolerantes sin hacer distinción alguna.
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