jueves, 21 de diciembre de 2006

Discriminación positiva, la nueva moda.

Al ser mujer, muchas veces me he puesto a pensar qué problemas tenemos como tales en la sociedad española, en qué salimos más beneficiadas y cuáles han sido nuestros mayores inconvenientes. Me imagino que nunca habré llegado a nada claro o, incluso, que he mareado más la perdiz de lo realmente necesario.

Es duro, no obstante, que ciertas personas, por pertenecer al género femenino, tengan que estar demostrando su valía más de lo habitual; y más insoportable aún, que enciendas la televisión y ver que una papanatas como la copa de un pino, haya llegado a ministra por una política de discriminación positiva. Sí, la señora Narbona ha tenido hoy su día feliz:

"Hay que hacerlo gradualmente y quizá ya en la próxima legislatura, pero tenemos que intentar evitar, al menos, ese momento sangriento final del toro",
Toda la cúpula socialista, y hasta el marxista Llamazares, no han tardado muchas horas en quitarle la razón a la bocazas de la ministra; los primeros porque no les apetece ni pizca perder votos procedentes del sector taurino, que le den dos duros al toro; el segundo, para hacer honor a su fama de fanático partidario de regímenes totalitarios, alega que sería importar una costumbre anglosajona, blasfemia en primer grado.

http://www.lewrockwell.com/miller/toro.jpg

Y así seguimos. Con una mujer que nos está ofendiendo a todas las españolas con sus declaraciones, actuaciones y política ejercida, orgullosa de sentarse en una poltrona por el simple hecho de ser ella y no él. Mientras, existen otras que se levanten a las seis de la mañana para ser supermamá y supertodo, y que se esfuerzan día a día para cumplir sus sueños y objetivos. Lo sé, nadie dijo que la vida fuera justa.

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