viernes, 12 de enero de 2007

El mandito dichoso

Unas cuantas monedas en la mano, muchas prisas porque tienes que hacer ochocientas cosas después; introduces la calderilla y la máquina la devuelve. Lo intentas una y otra vez y el cacharro sigue expulsándolas. Buscas en el bolso más monedas, para ver si ésas te las coge.

Tampoco.

Y ya, a punto de empezar a dar golpes al aparato, llega un camarero con una especie de mando a distancia y activa el coso: hablo de los nuevos dispositivos de las máquinas de tabaco.
Esto me ocurrió dos o tres días antes de fin de año en una cafetería que ya tenía instalada este dispositivo. Nuestro querido y amado gobierno ha implantado una norma que obliga, por narices, a que el camarero te active la máquina cada vez que quieras comprar tabaco. Y, sinceramente, es un coñazo insoportable.

La empresa Azkoyen se está forrando instalando kits antimenores - la única beneficiada de todo esto - y los camareros y clientes estamos ya - pronto empezamos - hartos de tener que estar pendiente de un mando cada vez que te acercas a la máquina. Porque encima, si me dijeran que esto evitara que el menor comprase tabaco, pues vale; pero siempre está el amigo de turno mayor de edad, o el pasotismo de los españoles al aplicar unas leyes que no vigila nadie su cumplimiento, o el ir al estanco a comprar un cartón. En fin, más normativa hecha por políticos con trajes caros que no tienen ni idea de lo que hay fuera de su despacho; sólo conocen lo que es su ego personal.

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