jueves, 18 de enero de 2007

Nuestros mayores, protagonistas del maltrato silencioso.

Hoy, La Razón, trae un reportaje sobre el maltrato físico y psicológico a los mayores; las cifras que manejan - sin estudios que las avalen - son de un 40% de población anciana maltratada. Algo demasiado considerable para dejarlo pasar desapercibido. Luego hacen otra estimación, que es cuatro de cada cinco ancianos sufren este problema. Realmente, si este periódico no quisiese impactarnos con unos números no demostrables, sería para preocuparse.

Lo que no quiere decir que el problema no esté ahí, delante de nosotros.

Nuestros ancianos, cuando empiezan a no poderse valer por sí mismos, suelen tener dos futuros; el primero ser cuidado por su familia, cónyuge o hijos, con o sin ayuda de una persona externa para ello; la segunda es la siempre triste y lúgrube residencia para ancianos; un lugar donde las personas se levantan cada día esperando , o contando, en qué momento va a llegar la muerte a llevárselos.

Cuando el peso del cuidado del anciano recáe únicamente en una persona, ésta puede terminar psicológicamente tocada; al fin y al cabo, el que convive con un enfermo termina siéndolo él mismo. Y esa presión psicológica le puede desencadenar una conducta agresiva de maltrato totalmente condenable. No todo el mundo es fuerte mentalmente para cuidar a un ser querido que ha perdido sus facultades.

http://www.primerolagente.com.ar/img/anciano.jpg

Antes de caer en esa situación de estrés, cuando las condiciones económicas lo permiten, se recurre a una persona externa para el cuidado de él; ecuatorianas, dominicanas, y todo tipo de inmigrantes, son las que llevan a cabo esta tarea. Con el consiguiente riesgo que esto puede traer al meter a un extraño en casa; ya nos contaba Militos un caso real sobre ello.

En este país, no existen especialistas adecuados, formados y válidos para la ayuda a las familias en el cuidado de nuestros mayores, cayendo el peso en un familiar que puede un día no dar más de sí; y las próximas políticas que el ejecutivo piensa llevar a cabo en personas con problemas mentales, o la ley de dependencia, también van por el mismo camino de dar a la institución familiar - ésa que es tratada por ZP como algo no importante - todo el peso del cuidado del enfermo. Y, algunas veces, esto puede tener un desenlace fatal.

Tiene que ser duro llegar al final de tu vida, después de tantas lágrimas, tanto sufrimiento, y tanta lucha diaria, para que uno termine solo, maltratado, o produciendo dolor a los que te rodean. Afortunados son aquéllos que mueren con toda sus seres queridos alrededor; darán su último suspiro con una felicidad plena, o eso creo.

No hay comentarios: